"El diván, ese lugar sagrado para los psicoanalistas, ese cobijo que permite a la persona que acude a verbalizar sus males a un profesional, le era muy útil. Desde esa posición tradicional en la que el médico está sentado detrás de su paciente, sin verle la cara, se la tocaba sin parar durante los 45 minutos que suele durar un terapia."
Y es que ya sabemos que el tema del falo y todo lo fálico es de capital importancia para Freud y sus discípulos, así que el "terapeuta" en cuestión se pasaba las sesiones de "análisis" sacándole brillo a su herramienta de trabajo psicoanalítica. Según el programa que en su día se emitió, las víctimas habían intentado denunciar los sucesos sin éxito.
"Las habían tildado de locas, no las creía nadie, llegaron incluso a pensar que veían visiones. Diario de les ha devuelto lo que les pertenecía y ahora esperan las medidas que el Colegio de Psicólogos de Sevilla debe tomar para que este profesional deje de hacer daño. La justicia tiene muy poco que decir: esta conducta no está prácticamente penada y además, como en otros casos que ya conocemos en nuestro programa, los hechos han prescrito; lo hacen muy deprisa."
En fin, añado aquí un par de fragmentos del memorable programa, con la sin duda también memorable actuación del sujeto: