martes, 20 de marzo de 2012

Bruno Bettelheim, lunático modélico

Una característica común de la mayoría de las pseudopsicologías es atribuir un origen psicológico a los trastornos neurológicos: epilepsia, autismo, esquizofrenia, etc. En este ámbito destaca sobre todas ellas el psicoanálisis. Afortunadamente la idiotez no arriba a todas partes y ya hace tiempo que el Grupo de Estudio para los Trastornos del Espectro Autista del Instituto de Salud Carlos III (Ministerio de Sanidad español), en su Guía de Buena Práctica para el Tratamiento de los Trastornos del Espectro Autista, desaconsejó la "terapia" psicodinámica como tratamiento de los TEA, destacando que el planteamiento psicoanalítico del autismo ha constituido uno de los mayores errores en la historia de la neuropsiquiatría infantil (http://www.revneurol.com/sec/resumen.php?or=web&i=e&id=2005750).

Ello no obstante, la legión de memotontos de se-me-cae-la-baba-por-freud siguen inamovibles ante las mayores evidencias que se puedan aportar ante el perjuicio que han hecho y hacen. Lo primero es su mundo fantástico, y luego, si cabe, la realidad. Así Bruno Bettelheim, al que los esbirros de la secta nunca se cansan de intentar salvar con argumentos peregrinos, dándole la vuelta a la tortilla y afirmando que donde dijera digo quería decir Diego o que, como no podría ser de otra manera, era un pionero, un adelantado e incomprendido de su tiempo y del nuestro, respondía así a las críticas ante su teoría de la madre poco afectiva como causante de que el niño, como reacción, "se vuelva" autista: "Mis principales detractores son precisamente los padres de niños autistas incapaces de reconocer su propia responsabilidad. Es mucho más fácil afirmar: "Es genético, es la fatalidad". Por supuesto que esos niños son particularmente sensibles. Reinterpretan como una amenaza cada gesto de sus padres, por los que se sienten rechazados, y optan por refugiarse en un aislamiento total. Un niño menos sensible, en las mismas circunstancias, quizá se habría convertido simplemente en un neurótico, un delincuente o un rebelde. Pero es ésta una disputa en la que no quiero enzarzarme. Lo importante es ayudar a los niños. Los partidarios de la teoría genética son incapaces de hacerlo." Toda un perla, este hombre. Una de sus obras más conocidas es "Psicoanálisis de los cuentos de hadas", título que no deja de ser un poco redundante, porque es como decir "Psicoanálisis del psicoanálisis". Podemos leer algunos de sus delirios al respecto en http://desdeelmanicomio.blogspot.com/2009/12/la-caperucita-feroz-de-bruno-bettelheim.html. Pobre personaje: "Toda mi vida," escribió, "he trabajado con niños cuyas vidas han sido destruidas debido a que sus madres los odiaron". Ah, un nuevo mártir para la religión. Sería una suerte (para el psicoanálisis) que este tarado fuera la excepción, pero lo cierto es que es la regla: para los adeptos a esta pseudopsicología el autismo es en mayor o menor grado una "reacción psicótica" por parte del niño. Podemos ver más información sobre el lunático de Bettelheim y el daño de las afirmaciones fantásticas del psicoanálisis en este documental que fue emitido hace unos años ya por TVE-2, que recomiendo: http://www.youtube.com/watch?v=IgIbOqB7Uh4 La imagen que acompaña a este párrafo es la fotografía de una estatua llamada "La dama", presente en el centro donde Bettelheim hacía de la suyas.

Hacer pseudociencia es fácil, y el psicoanálisis y sus entusiastas llevan décadas demostrándolo a través de sus románticas versiones de lo que pasa en el mundo. Pero no pasa nada, porque ahí estará siempre el tonto de turno para defender su Fe en los Teletubbies, y afirmar que los detractores de Freud "pocas veces quieren darle su crédito y en otras ocasiones se ha borrado el origen psicoanalítico de muchas expresiones", oh, qué grandes méritos científicos para un estafador, sin duda por ello merece pasar a la Historia de los Mundos de Yuppi.

Junto al daño hecho a muchas personas por el advenedizo de Bettelheim, quien sin oficio ni estudios relacionados, llegó a profesor de universidad por méritos dedocráticos y amigueriles, han sido mucho los devotos de la afirmación gratuita que han seguido sus pasos. Cualquiera pensaría que algo así habría muerto por sus propio peso, pero lo cierto es que si las cosas funcionaran así actualmente no habría religiones, creyentes en los poderes mágicos del más allá ni ecobolas para las lavadoras. Su existencia muestra de qué pertinaz manera la irracionalidad se ancla en la cultura y los artículos de fe pueden hacer que sea el Sol el que gire en torno a la Tierra. No hace tanto tiempo, en 2010, todavía podíamos asistir, patidifusos, a "manifiestos" como el de la llamada Escuela Lacaniana de Psicoanálisis del Campo Freudiano (wow!!) de España y sobre el que podemos leer en
http://wwwlittleworld.blogspot.com/2010/03/autismo-y-psicoanalisis.html, donde se recoge además un interesante texto del Catedrático de Ciencias de la Conducta y Epistemología de la Universidad de Amiens (Francia) Esteve Freixa i Baqué, publicado en el diario El País en 2006: "...al tratar al psicoanálisis de “falacia”, se ha quedado corto, cortísimo. Hoy en día existen pruebas documentadas, publicadas e irrefutables que demuestran claramente que Freud mintió descaradamente, que ninguno(a) de sus pacientes mejoró nunca (al contrario); que el mismo día que pronunciaba una conferencia afirmando que Dora estaba completamente curada escribía una carta a su amigo el Dr. Fliess confesándole que estaba desesperado y que no sabía qué hacer con ella (se han encontrado, en efecto, los registros de los diferentes hospitales psiquiátricos por los que erró el resto de su vida) etc..."

Para terminar con el tema provisionalmente, podemos leer que aun en 2012, los adeptos de la secta lacaniana (una rama de la Iglesia freudiana) siguen teniendo poder para manipular los medios en Francia, en por ejemplo, aquí: http://circuloesceptico.com.ar/2012/02/psicoanalistas-lacanianos-censura-documental-autismo/